Conecta con tu verdad espiritual, que es aquella que desarrollas cada día en tu vida cotidiana, haz de tu comunicación algo sagrado, porque la espiritualidad no se encuentra en los altares, se encuentra en la verdad de cada persona.
Día 4 de la onda de la Tormenta. Cuando hablas decretas, porque cuando te expresas estás dando forma a la energía que encierran las palabras, y éstas realmente tienen el poder de cambiar realidades, situaciones e incluso tu propia vida.
El sello viento nos recuerda que hablar hablamos mucho pero comunicar, ya es otro tema. Vivimos en un mundo donde hablamos y hablamos, utilizamos las palabras sin ningún tipo de consciencia, nos quejamos de lo mal que nos va la vida, criticamos lo que hace el otro, callamos en lo esencial… da que pensar ¿no? Para avanzar en nuestra evolución necesitamos una drástica revisión acerca de cómo nos comunicamos; si nuestra expresión proviene de nuestro espíritu, nos permitirá abrir una vía de comunicación sagrada con nuestra verdad.
Las palabras son energía y las utilizamos para relacionarnos con los demás, para expresar lo que sentimos y pensamos; todo eso proviene de lo que gestamos dentro, es decir de la comunicación con nosotr@s, dentro nuestro es donde damos la forma que luego mana hacia el exterior. El tono 4 Auto existente nos pide esta consciencia, que midamos las palabras, que veamos su influencia, que mesuremos el tono y el contenido para que sea realmente sincero y coherente.
Las palabras son decretos aunque no seamos conscientes, los «nadie me quiere», «estoy sol@», «no puedo con esto», «no tengo lo que necesito»… y demás expresiones que promovemos, definen lo que pensamos y sentimos y como consecuencia la energía que atraemos y creamos. Hoy sigue el lema: dime cómo te expresas y te diré en qué te transformas, recuerda que el Universo está abierto a darte aquello que pides, así que el trabajo es ser impecable con la palabra, es decir habla como te gustaría que te hablaran y escucha como te gustaría que te escucharan.
Antes de hablar respiro, escucho y siento lo que mi alma quiere expresar; mis palabras son un canal de creación y transformación, un camino sagrado que me acerca o me aleja de la verdad. Yo soy consciente de que la libertad de expresión requiere de sabiduría y responsabilidad, me sumo a la sabiduría tolteca: «Sé impecable con tus palabras, no te tomes nada personal, no hagas suposiciones y da siempre lo máximo y mejor de ti que puedas», yo soy otro tú.