Nuestro caminar sigue la senda del espíritu, solos o acompañados en el camino siempre viajamos con nosotros mismos, nuestro ser soporta nuestro andar con paciencia, observando detenidamente como nos manejamos en la vida, recordándonos quienes somos, dándonos aliento, animándonos a avanzar.
Nuestra visión despierta a la expresión sincera de nuestro Ser Espiritual.
Día 8 de la onda del águila.
En los momentos de descanso escuchamos el viento acariciando nuestra piel, llenándonos con su fuerza invisible, ofreciéndonos el poder de respirar todo lo que nos rodea, oler nuestro perfume y sentir la totalidad de nuestro Ser.
La energía Viento nos recuerda que la espiritualidad es algo natural que mueve nuestra existencia y así es como debemos expresarnos, ligeros de equipaje, sutiles en nuestros movimientos, con la gracia de nuestros gestos, la profundidad de nuestra mirada reflejando la belleza de nuestra alma.
El poder del viento reside en comunicar desde el espíritu, despejando las dudas, moviendo los obstáculos que alteran la serenidad de nuestra mente, profundizando en la observación interna para transmitir lo que nuestra alma anhela. Nos cuenta que es importante descansar y tomar aliento, que la vida fluye por sí misma, que nuestro destino es acompañarla, envolverla, respirarla.
El tono 8 Galáctico nos recuerda que la visión del águila es interna, proviene de nuestro espíritu en armonía con las corrientes en las que navegamos a favor del viento, potenciando nuestro vuelo y conduciéndonos a nuestro destino. Ser Uno con el viento es ingresar en la senda verdadera, libres de ataduras integrando la belleza del cielo en la Tierra.
Hoy sentimos nuestro respirar en la vida, observamos de donde sopla el viento, que nos trae, hacia donde conduce nuestros pensamientos, que palabras nos transmite.
Atentos a nuestra expresión, sentimos si somos nosotros moviéndonos, fieles a nuestro propósito, honestos y sinceros, integrando armónicamente nuestras circunstancias vitales, escuchando nuestro espíritu, siendo guiados internamente por el poder visionario que yace en nuestro interior.