Cuando estallamos tenemos dos opciones, enfocarlo de manera positiva y constructiva o permitir la destrucción, ambos casos requieren de un estado consciente y de una intención clara.
Si lo que queremos es desmontar estructuras, echar abajo muros limitantes o romper con rutinas, la opción destruir es la más adecuada siempre y cuando sepamos como hacerlo sin causar daño.
Para este tipo de acción se requiere de mucha fuerza y convicción personal, es decir hay que tenerlo claro y bien decidido, porque es un movimiento donde no hay vuelta atrás.
Asumir esta responsabilidad es fundamental al igual que aceptar las consecuencias, porque a partir de aquí sólo puedes avanzar, quedarte anclado en lo dramático o triste de la situación simplemente quitan fuerza a tu intención inicial.
Si lo que quieres es usar directamente la energía en positivo, sólo debes ser consciente que no puedes entretenerte en las consecuencias ni en las emociones que minan la autoestima.
Lo que quiero decir es que el pensamiento que debe pulsar el movimiento ha de ser de regeneración, reconexión y superación, y hay que sentirlo bien adentro para que ninguna circunstancia externa nos haga dudar.
Ponerle alegría, buen humor y un poco de locura, ayudan al proceso creativo de purificación, apoyan el propósito de reinventarse y adaptarse a lo que la vida nos trae para experimentar la transformación que proviene de la energía Tormenta, fuerza natural que nos libera desatando el caos para que podamos ser conscientes de lo que realmente queremos.
Hoy lo importante es mantenernos tranquilos pase lo que pase a nuestro alrededor, porque es desde la serenidad interna que podemos ver de manera clara porque pasan las cosas y como nos afectan, ya que cada vez que hoy pierdas los nervios, simplemente es la tormenta llevándote al limite, para que seas consciente de que es lo que te remueve por dentro.
